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Soldado del tiempo del Emperador Constantino, que dejó la milicia al hacerse cristiano y se retiró a los desiertos egipcios. Se convirtió en uno de los mitos del monaquismo primitivo, por su género de vida y por los muchos discípulos a quienes les enseñó a vivir la vida monástica cenobítica.
Parece que estuvo un tiempo con el modelo de monjes Palemón y luego marchó a un lugar llamado Tabennisi. Una inspiración le dijo que se quedara y construyera un monasterio, y una voz le aseguró: "Muchos, ansiosos de abrazar la vida monástica, vendrán a buscarte aquí". Se dio cuenta de los inconvenientes de la soledad del desierto. Y determinó hacer un cenobio o lugar de vida común, para orar y ayudarse mutuamente con el trabajo silencioso. Los que fue juntando hacían las comidas en común. Y supo hábilmente conjugar la soledad con el trabajó, para que los recién agrupados se sintieran cómodos.
El cenobio de Tabennisi resultó insuficiente. Abrió otro en Pabau (Faou). Luego otro en Chenoboskion (Schenisit). Al morir había hecho nueve monasterios para hombres y dos para mujeres.
Pacomio siempre tuvo una relación muy afectuosa con el anciano ermitaño Palemón, quien le ayudó a construir su monasterio. Redactó una regla que facilitaba las cosas para los menos aptos. La fuerza de su modo de vida fue el respeto que tenía a las diversas formas de vivir. Todavía su obra no fue ni la de S. Basilio ni la de S. Benito, con sus Reglas rígidas y sus exigencias de trabajo continuo.
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